En pocos días más el denominado G20 tendrá su cita en Hamburgo. El grupo de países industrializados y los llamados emergentes revivirán su encuentro anual, pero esta vez con una variante no menor: por Estados Unidos se sentará a la mesa Donald Trump.
Su voz será distinta a la de sus predecesores, instalada en la trinchera del proteccionismo y en dura confrontación con el orden multilateral que ha simbolizado el G20. Llegará diciendo, entre otras cosas, que ahora Estados Unidos rechaza las decisiones de la Organización Mundial de Comercio y amenaza con ignorar sus fallos. México hace poco logró que la OMC lo autorizara a imponer sanciones a Estados Unidos por discriminar al atún mexicano. Pero, de un informe conocido recientemente se desprende que Trump pretende ignorar los fallos de la OMC que él considere una afrenta a la soberanía de Estados Unidos. Seguir Leyendo
El cambio climático es una realidad innegable que afecta al planeta y a la humanidad. Es una amenaza existencial. Durante más de una década, el Club de Madrid y sus más de 100 Miembros , han abogado vigorosamente por la creación de políticas climáticas justas, ambiciosas y efectivas. La decisión del presidente Trump de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París ha dejado al mundo desconcertado y preocupado, no solo por el futuro de la política medioambiental, sino por el impacto que esta decisión puede tener en las relaciones internacionales de ahora en más.
No puedo decir que Donald Trump sorprende con su discurso anunciando la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de Paris sobre cambio climático; eso se veía venir. Pero sí despierta un impulso irrefrenable de decir: ¡protesto!
Son las convicciones políticas y morales las que se conmocionan ante una acumulación de argumentos cargados de distorsiones y falsedades. Decir que en París hubo una suerte de conspiración del mundo contra la economía norteamericana es alterar sustancialmente el sentido profundo de lo acordado en la COP21. Allí cada país dijo a lo que se comprometía voluntariamente para disminuir el efecto invernadero, también EE UU. ¿Y cómo aceptar que el líder de la principal potencia mundial diga demagógicamente: “Fui elegido para representar a los ciudadanos de Pittsburgh, no de París”? Es una falacia mayor porque el cambio climático no es un tema de Pittsburgh, es un tema de la humanidad.
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La reciente gira internacional de Donald Trump al Medio Oriente y Europa demostró la intimidad de su pensamiento cuando dice: “America First”, América Primero. Si ello puede ser entendido como eje de su política interna, es evidente que tal idea-fuerza se torna incongruente cuando entra en el escenario de la relación internacional. Y eso no parece entenderlo el actual mandatario de Estados Unidos. Porque, a la luz de su consigna, cabe preguntarse: ¿hay algún presidente, sea quien sea, para quien su país no está primero? Seguir Leyendo
Mañana será el primer día de una nueva etapa en la historia de Francia. Y eso no sólo porque estará claro quién llegará a gobernar el país –Emmanuel Macron, lo más seguro- sino porque la campaña ha dejado en el camino a los partidos políticos dominantes heridos de gravedad.
Siempre, la vida política francesa ha proyectado sobre el resto del mundo experiencias de las cuales extraer lecciones. Los resultados de la primera vuelta en esta elección mostraron cómo estaban allí vivas las consecuencias políticas y sociales de la globalización, con una economía marcada por el crecimiento acelerado de los sectores financieros a expensas de la economía real, aquella ligada a la manufactura y la agroindustria. En Francia ha castigado a los cordones industriales con la relocalización de buena parte de sus fábricas en otros países con salarios más bajos, con lo cual aquellos que veían en la manufactura su fuente de trabajo se ven desamparados. Seguir Leyendo
El pasado 2 de septiembre declaré que si mi nombre podía servir para unir al país en torno a un proyecto que devolviera la confianza y el optimismo en el progreso, la democracia y la justicia social, estaba dispuesto a ser candidato presidencial de la Nueva Mayoría. Sabía los sacrificios e incomprensiones que envolvía esta decisión, pero estimé que era mi deber con una Patria que quiero por sobre todas las cosas.
Hay una realidad cada vez más evidente: la globalización ha significado un fuerte progreso económico a nivel planetario, pero los frutos de este crecimiento se reparten de una manera desigual al interior de cada uno de los países.
Lo que hay detrás del Brexit en Inglaterra, de las dificultades en Europa con los movimientos de extrema derecha, de un nacionalismo extremo como Le Pen en Francia, de Wilders en Holanda o la irrupción de Trump en Estados Unidos lo ratifican. Los sectores medios, aquellos que tras la Segunda Guerra Mundial sintieron que sus hijos tendrían un futuro mejor que ellos, perciben ahora que todo eso llegó a su fin. Seguir Leyendo
Es posible que alguien piense que el descubrimiento de un nuevo sistema solar con siete planetas similares a la Tierra es un tema ajeno a quienes estamos en medio del devenir político. Pero, en realidad, a veces son estas cosas las que traen preguntas capaces de resonar con fuerza bajo los pasos que damos en el presente. Seguir Leyendo
La noticia de un nuevo episodio de violencia en la Región de La Araucanía entristece al país y vuelve a poner en portada el conflicto en la zona. Sin embargo, esta no fue La Araucanía con la que me encontré la semana pasada. En el encuentro con el nuevo intendente, José Miguel Hernández, en una reunión junto al presidente de la Corporación Mapuche Enama, Hugo Alcamán, y en el diálogo con más de cien personas en Temuco, quedé convencido de que hay una voluntad real por avanzar hacia acuerdos que permitan un desarrollo regional sostenible, armónico y en paz.
La historia de nuestro país está marcada por la existencia de una frontera territorial, política y cultural entre el Estado, la sociedad chilena y los pueblos originarios. Por esto mismo, quienes hemos tenido responsabilidades de gobierno sabemos que la vinculación con estos pueblos es compleja. Seguir Leyendo
En pleno cambio epocal debemos ajustar las políticas a las demandas de los nuevos tiempos, manteniendo nuestras convicciones, movilizándonos por nuestros valores, transformándolos en ideas y convirtiéndolos en acciones. El futuro del socialismo está ahí, en su capacidad de implementar políticas que disminuyan las desigualdades, fortalezcan una democracia más participativa y permitan una mayor justicia social.